bandoneon
La mas sonora queja de su alma bramo en las sombras, partiendo la noche como el rayo que corona la estrella del norte, Lo recuerdos, como púas, en la fina garúa del adiós atormentaron su partida.
La llegada, como una constante en su vida, fue de noche, de la terminal a la pensión, sus recuerdos se le amontonaron en el balero y la puerta de la nostalgia quedo abierta, las llaves quien sabe donde. Solo bastaron un par de patadas para cambiar de República, de San Telmo a San Vicente sin mas escalas que un sanguche en rosario.
Gentil, la docta abrió sus brazos a este fulano, un poco fabulero y melancólico, un poco gris, y nada mas. Los años vinieron con San Cayetano de cliente, y la suerte, en complicidad con la desdicha de la perdida, lo acompañaron en su dos por cuatro.
Rosa se fue al cielo de los buenos, Rosa se fue con su sonrisa, su baton y los ruleros, ya nada tenia sentido en San Telmo, la casa y el patio habían muerto, y esa postal amarilla y cuarteada quiso ser antojadizamente el retrato fútil del hombre gris del bandoneón.
Solo quedo un malvón, achacado, casi verde, casi un insulto a la ortogonalidad del ajedréz rojo y amarillo del patio.
El malvón no floreció, no tenia para quien, tal vez por el pudor a las miradas de su nuevo destino.
adoquín
Hondo señor en la noche, oscuro socavón. Acurrucado, casi dormido denuncia en su tosca superficie el recuerdo y el olvido; ambiguo, desde el fondo me habla de pasos, pesos, humedad y hastío. Recorren su tenaz mirada los surcos injustos del paso del tiempo, una grieta que se escapa hacia el confín de sus raíces anuncia vagamente la profundidad de su morada. Observo, miro fijamente en su acotado rango pasar los días y las noches desde el breve horizonte que propone la estrechez del presidio que recorta el cielo y la calle, de pronto, como soldados repitiéndose en un intervalo imposible, se manifiesta el batallón pétreo, rompe con un grito la monotonía de su rítmica multiplicación, son cientos, tal vez miles, contemplativa postura, como en las revoluciones, son el germen inestable de un cambio de estado.
Ahora son ellos, cientos, puedo asegurarlo con próxima certeza, tal vez miles, me observan, deslizan fugazmente su mirada por mi figura, su gélida contemplación me paraliza y ahora son mis hombros que se encuentran con otros, encarcelados en el observatorio
el paradigma francés en la arquitectura argentina
Desde las primeras décadas del siglo XIX, se fueron imponiendo nuevas ideas respecto al diseño urbano y las formas arquitectónicas como parte del proyecto mas amplio que aspiraba a superar la herencia española. Las élites posrevolucionarias miraron hacia Francia en busca de inspiración para los puentes, caminos y edificios públicos que consideraban indispensables para la nueva república.